Piensa menos, siente más. Nos han enseñado a vivir en la mente: a pensar antes de sentir, a analizar antes de confiar, a planear antes de experimentar. Desde pequeños, nos programan para buscar respuestas en la lógica, en lo que “tiene sentido”. Y así, sin darnos cuenta, nos desconectamos de nuestra esencia, perdiendo la capacidad de escuchar la verdad que habita en el corazón.
Nos enseñaron a mirar, pero no a ver… a escuchar, pero no a oír. Nos dieron palabras para nombrar lo que sentimos… y así nos robaron el derecho a sentirlo sin traducción.
Pensamos que el corazón sabe algo que la mente ignora… pero tal vez solo inventamos esa división para no enfrentar lo evidente… que nunca hubo un lugar seguro desde donde vivir.
No es cuestión de elegir entre razón o emoción… es darse cuenta de que ambas juegan un juego que nunca tuvo reglas. Cierra los ojos… respira… y deja que algo en ti dude de todo esto.
Nos enseñaron a mirar, pero no a ver… a escuchar, pero no a oír. Nos dieron palabras para nombrar lo que sentimos… y así nos robaron el derecho a sentirlo sin traducción.
Pensamos que el corazón sabe algo que la mente ignora… pero tal vez solo inventamos esa división para no enfrentar lo evidente… que nunca hubo un lugar seguro desde donde vivir.
No es cuestión de elegir entre razón o emoción… es darse cuenta de que ambas juegan un juego que nunca tuvo reglas. Cierra los ojos… respira… y deja que algo en ti dude de todo esto.
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